viernes, enero 29, 2021

EN LA NOCHE OSCURA DE SAN JUAN DE LA CRUZ/ EN UN PARKING EN LA HORA 30648

Te quiero, can, pero no te doy ni pan


Johnny lleva

en su ato

un nicho.


Un día decide

la estación de acercarse.

Me dice que hay una serie en Netflix

(Hay una serie en Netflix),

podía haber sido la larga enciclopedia d'Alembert

o el Nilo espejado en el cielo:

yo habría ido igualmente,

sin dones,

contra el ojo de Jepri.


No duermo esa noche.

Ni Johnny una mano

me pone encima.

Parecía, entonces,

una cinta europea, de mucha pausa.

Cierro los ojos

porque no doy crédito a mi fortuna:

no pasa nada,

nunca, al lado de Johnny.

Quiero decir, yo estoy allí,

en su cama, quieta, en su deixis

y todo es suficiente.

Lástima no haber

consultado al Tiresias del refranero

porque el alud vino 30.648 horas más tarde:

(todos saben

que alud es una palabra

de origen prerromano,

cf. vasco, "lurte",

del mismo modo, todos

saben que Johnny va a dejarme)

cuando yo ya tenía

la ingle en el fango

que es una manera castellana

de decir que me torcí

desde el lazo del vestido

-yo, que anhelo la etimología

y sé que el chorro de una estrella

es un orín difunto,

yo, algo leída

pero lela como Gloria Fuertes

en esto de caerse en unos ojos,

yo, a mí ajena- el pie

con el hueso del amor romántico.


(Debajo del hueso

hay un Sísifo enanito bufando

subiendo y bajando la cuesta,

deberíais saberlo

y tiene la obstinación

de una lata de Pepsi.)


En otro orden de cosas,

Johnny sacaba miel de su atillo

mágicamente.

Considero que no soy culpable,

señoría, había miel, y agua pura,

y muchas noches yo pensé


[-Querría darle la vuelta a la nube]



que era mi amado y que era mío.

Consideré, señoría, que vivíamos

en La Noche oscura de San Juan:

me regalaba

unas zapatillas

con 30% descuento por mi cumpleaños,

un bote de crema de avellanas

por sus viajes pirenaicos,

una parcelita en una cicatriz que tiene en su vientre,

y era que nada,

era que ni una brisa escrita había

en la boca de Johnny.

Ni pan me daba.



Luego el tiempo

por la espalda viene

y el oráculo se hace parking:

(en plan alud)

Johnny en su coche aquella tarde

me escupe sus balbuceos a la cara,

pasa

que me expulsa

de su deixis:


Que oye, mira,

amor, que ya no puedo,

adiós. Un nicho, un nicho, mujer,

lo siento mucho,

señora que está en mi coche,

que se parece algo a mi exnovia,

desconocida, enemiga mía,

yo haré la guerra,

un nicho, aquí dentro,

oiga usted, extraña,

piedra en mi calcetín

que sacudo con tic nervioso,

bicho asqueroso,garrapata,

amor mío, perra, puaj

que


(-Querría darle la vuelta a la montaña-)


deseo quitarme para siempre,

Señora Legaña, Mujer Estorbo,

salga de mi coche ahora,

mi amor, mi mazapán, mi tábano:

que la voz que sale de mi boca

que te puso mil nombres de animales,

que lleva un hombre

que lleva un ato

que lleva un nicho.








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