domingo, febrero 21, 2021

¿QUÉ NO HACES MUERTA?


"Seguramente todos muertos, como algunas lenguas",


FRANCISCO LAYNA RANZ


Tengo una máquina expendedora

en el vientre.

Sin embargo, no le rezo a ningún dios.


¿Qué no hago muerta en la víspera

del trabajo?


En mi pantalla desfilan videoclips

de aire francés, tomo un vino,

soy más átomo que nunca,

los ácaros corretean por mi cara,

mi gata es ajena a mis pensamientos,

la cocina está bastante arreglada,

hice limpieza,

el pasillo es largo

y ya no desfilo en plan canino

babeándole al universo.


¿Qué no hago muerta como polilla

en la lámpara?


Solo he venido a decir

que soy mortal

y lo sé de siempre.

Una lata de conservas tiene

más inmortalidad que yo.


(Cuando las niñas jugaban en el patio

a la goma, en los ochenta,

yo sabía que moría,

que se morían también los pobres coronials.

Me vestía de tautología

por ahora y por entonces).



Por cierto, tú no vendrás al poema.

Tú es un pronombre y tú

eres lo más irreal

de todo.

El resto, la muerte, mi casa,

es la pura realidad

y con mi pan me la coma:



la calma caída del árbol

(la buena fruta),


-insisto, que vire tu pronombre

y se marche como los franceses-


la calma caída del árbol,

la escritura, las sábanas cambiadas,

nadie o alguien tras la puerta

sosteniendo la llave.


¿Qué no hago muerta

a estas horas?

¿Qué no haces, Carolina,

(Emily, o Virginia)

yertecita como dicen los apuntes,

la Nueva Gramática,

o el año 20?





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