sábado, octubre 02, 2021

UNA BROMA DE LA NOCHE

Mi casa es silenciosa.
Tiene un pasillo a modo de arteria
por el que crucé una vez siendo can.
De ese pasado, me queda la costumbre
de aceptar cualquier sintagma:
Si dices "Hola, piedra", te contesto.
Si dices "Hola, cerda", te contesto.
Si dices "Hola, anáfora", salto tres veces.
Guardo poemas por todas partes
(esto, sin duda, contribuye al silencio).
Garabateo mi muerte en un ticket del Consum.
(¿Vas a venir a verme?)

En cuanto al estilo yuxtapuesto
con el que se topará la lectora
he de decir que así mi cuerpo.
Salgo a la terraza, lío un cigarro
con la destreza del que ha estado en silencio 
muchas veces.
Parece que esté metida 
dentro de una campana para servir comida
pero es simplementente la noche.
¿Y si soy un canapé de la noche?
(¿Vendrás a verme?)

Mi casa es el silencio 
que tiene el chirp universal
de las ondas viejas.
Lo interrumpen unos pies
que no pisan España
a menos que sea para cruzar de puntillas una playa
que quema.
Si yo fuera Lagertha habria rajado muchos pectorales
y modelado un halcón
con los pulmones de los malhechores.
Si yo fuera Lagertha me habría comido esos pies en crudo
y pintado estrellas rojas en la cara
con la sangre del novio.
Si yo fuera Lagertha
no habría consentido cualquier sintagma.
(¿Es que no vienes?)

El asunto de que mi casa
tenga su dirección en este poema
complica bastante tu visita.
Es una noche nada parecida a la "Noche estrellada" de Van Gogh.
Más bien pintura negra,
sombra del Greco,
vena de Kahlo.
(¿Seré una broma de la noche?
¿Seré un detrito de estrella?)





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso.
Jona

yo, la reina roja dijo...

Gracias por el comentario amable, Jona. ;-)