martes, julio 30, 2019

PRÓLOGO A "PISCINA FUERA DE TEMPORADA" | POR MARÍA BASTARÓS

Corre el siglo X en territorio japonés esto no os lo esperabais, ¿eh?  y la dama Sei Shonagon esconde con mimo su diario bajo el futón. La literatura ha sido, hasta entonces, cosa de grandes gestas, de periplos interminables, de señores que recorren el mundo colocados de épica y testosterona. Pero en la corte japonesa del momento, algo está cambiando. Las mujeres escriben mucho y bien sobre aquello que de verdad conocen. Escriben sobre su propia psicología y la de quienes las rodean, sobre el paisaje que asoma desde la ventana, sobre la textura de las telas que visten y los ojos torcidos de quienes, con recelo, las observan mientras usan el pincel. Como una manada de gatas caseras tras zamparse un bote entero de malta, las mujeres de la corte Heian purgan su mundo interior sobre el pergamino e inventan el arte de la narrativa íntima, del diario; de estar en el mundo a través de la escritura. Una forma de ejercicio literario que exprime la poesía de lo cotidiano como si las horas y los días y las semanas fueran una jugosa clementinas y que Carolina Otero ejerce de forma genuina y audaz. Vertebrando su savoir faire literario por un fino y constante sentido del humor, la valenciana ha construido un estilo singular en contenido y ritmo por algo es también front woman al más puro estilo de icono riot noventero, armada con guitarra, voz rota y melena a lo Kim Gordon alejado de la bravuconería de los autoproclamados poetas. La fórmula Otero se presenta a través de una identidad cercana y autoparódica, una voz capaz y expertaen reírse de sí misma y de todo aquello de lo que toque reírse, capacidad que, en una disciplina a rebosar de autores que no podrían tomarse más en serio a sí mismos “estudiantes de sí mismos hasta la humedad y el rapto”, dice la autora supone todo un soplo de aire fresco y, por qué no decirlo, de inteligencia. Tal vez el logro más destacado de los muchos que tiene la antología de Otero y en esto tiene mucho que ver esa maña paródica sea la invitación a la empatía de la que, sin mentarse de forma explícita, parece imbuido cada poema de la selección: incluso en los más crípticos nos sentimos interpelados por la tentación del espejo. Asomarse a esta obra es asomarse a los pasajes de una vida ajena entre los que nos topamos con agudas disecciones de episodios de la propia. Un voyeurismo que la autora se encarga de legitimar y alimentar y en el que acabamos atravesando la mirilla del espía para plantarnos en su sofá, probarnos sus bluyines y bajar la luz para evitar su migraña. Un derrumbamiento total de la pared que separa toda obra literaria de sus lectores y que Carolina a estas alturas, podemos llamarla por su nombre de pila desafía con brillantes resultados desde sus poemas de adolescencia. ¿Y no trata precisamente de eso la buena literatura? 

Estamos ante una autora que no se nos presenta como abanderada de nada, excepto, si acaso, de sí misma, de sí misma a través de la palabra: abanderada de una forma de habitar la existencia que incluye el verso como brazo armado del alma, aunque en este caso estemos ante una personalidad polifacética con más brazos que Kali. No hay lugar en la voz de Otero para el cliché. La suya es una voz compleja, abundante en vericuetos y aristas, que no consiente ser enfundada en la estrecha malla que contiene los clónicos figurines de las mujeres heroicas, las sufrientes, las eternas nínfulas, las invariablemente cínicas, las arquetípicas femmes fatales como si la experiencia femme pudiera desvincularse completamente del advenimiento puntual de lo fatale–.  Si hay algo que encontramos desperdigado a lo largo de esta ya longeva pese a su edad voz de Otero, es cierta malicia de pandillera infantil, reina y a la vez presa del parque; cierta inteligencia al tanto de sí misma pero no soberbia, porque los realmente sagaces saben que dicha condición no acerca ni a la virtud ni, mucho menos, a la felicidad. Así que la voz de Otero es la de una mujer que se sabe lista pero también desarmada, vulnerable Soy pequeña, quepo (No me)/ en el lomo de una hormiga (hieras)”. Y es la mar de apropiado el uso de esa palabra pandillera de ecos ochenteros como la adolescencia de la autora, porque en un mundo en el que se nos enseña, más a las mujeres pese a lo que dijera Plauto Homo homini lupus a ser lobas celosas de territorios inventados, a no abrir la mano para ofrecer mendrugo de pan o caricia a la prima, a la amiga o siquiera a la posible amante, la voz de Otero no duda en abrir sus esclusas para dejar entrar a la(s) otra(s), en multiplicar panes y versos para alimentar a toda esa pandilla a la que considera aliada sin reservas, en ensalzar los nombres de Luci y de Berta, en trazar líneas de memoria hasta Gloria y Wislawa, en fungir la causa personalísima de la poesía con la causa colectivísima de la resistencia.

En suma, la poesía no es en Otero el exorcismo barato que otros venden al alimón: su voz no es ingenua y sabe que las palabras no bastan, que la existencia las desborda, que “las descoyunta y necesitará corsé de hierro”, y es ese conocimiento precisamente el que hace sus versos más lúcidos, más físicos, más carne que los de quienes aseguran despedir sus fantasmas en cada palabra, como si la existencia fuera cosa liviana que pudiera desperdigarse volando sobre cada sílaba expirada.

Los poemas de esta antología son, como en los cuadros de Georgia O´Keeffe, pequeñas flores, amables o carnívoras, extraídas del inagotable paisaje que se adivina detrás y que es precisamente el que otorga de trascendencia a las frases que brotan silvestres en cada página. Créeme, amigo lector, que no querrás perderte un paseo por ese paisaje. Sírvete algo destilado, zambúllete en esta piscina fuera de temporada. Take a walk on the Otero side.



María Bastarós Hernández



María Bastarós (Zaragoza, 1987). Gestora cultural, historiadora del arte, conferenciante, escritora y fanzinera. Creadora de la plataforma cultural feminista QuiénCoñoEs. También autora de Historia de España contada a las niñas (Fulgencio Pimentel) y coautora del libro Herstory (Lumen) y editora de los fanzines Brochetas de cosas emocionantes y Napalm Springs(Ediciones Motocobra).

No hay comentarios: